María G. Martínez tenía 25 años de edad y estaba embarazada de mellizos,cuando una explosión en la cocina de la empresa Dominican Watchman National, donde trabajaba, la dejó completamente quemada.
A más de una década de ocurrido el hecho, la madre soltera, con seis hijos, se siente una víctima del sistema judicial y solo espera que la Suprema Corte de Justicia (SCJ) le dé prioridad a su caso que, según dijo, se encuentra en estado de fallo desde el 17 de noviembre pasado.
Martínez, residente en Guanuma, Santo Domingo Norte, con parte de un brazo amputado y sus pies enfermos, se levanta diariamente pensando qué dará de comer a sus hijos, y más aún le preocupa no tener un plan para su futuro.
“Éramos tres en la cocina, las otras dos, madre e hija murieron, yo perdí los mellizos. Estábamos acabando de cocinar, yo iba a fregar y ahí explotó el tanque.
Nos quemamos once, hubo ocho graves y de esos ocho solo quedé yo”, narró Martínez con marcado pesar.