Los habitantes de Bogotá se encuentran desde hace algunas semanas con unos curiosos aparatos que a semejanza de los semáforos varían de color, pero ya no para controlar el tráfico, sino para alertarlos sobre la intensidad de los rayos solares y su incidencia en la salud.
Los llamados solmáforos comenzaron a ser instalados en Bogotá en un esfuerzo de las autoridades para que los ciudadanos conozcan del peligro al que se pueden estar sometiendo por una larga exposición al sol, cuya radiación UV es causante del melanoma, un cáncer de piel poco común, pero el más grave entre los de su tipo.
A pesar de la importancia de la radiación solar en la salud, la mayoría de los habitantes de Bogotá desconocen que en ciudades como ésta, situada a 2.650 metros sobre el nivel del mar, el efecto de los rayos solares es más peligroso que en aquellas poblaciones que se encuentran más cerca del nivel del mar.
El solmáforo es un instrumento vertical de paneles solares y sensores ópticos. La intensidad de la radiación se mide en un rango de 2 a 11, con sus equivalentes en colores verde, amarillo, naranja, rojo y violeta.