La ciudad de Nueva York se recupera de la fuerte nevada de la pasada tarde-noche, que dejó una capa de veinte centímetros en Central Park y treinta en el aeropuerto de Laguardia, perofue menos dura de lo que se temía inicialmente.
"Hemos tenido mucha suerte. Hemos evitado lo peor", ha afirmado el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, en una conferencia de prensa en la que explicó la situación a primera hora de la mañana local.
Los aeropuertos J.F. Kennedy y Laguardia están ya abiertos, aunque muchos de sus vuelos siguen cancelados, y se espera que el de Newark reanude las operaciones hacia el mediodía local (17.00 GMT), después de que las tres instalaciones fueran cerradas la pasada noche.
El transporte público urbano funciona con normalidad casi total: todos los metros circulan, aunque con algunos retrasos, y la mayoría de los autobuses ruedan por las calles y avenidas, aunque equipados con cadenas.
En cambio, los trenes de cercanías hacia el norte y los autobuses de largo recorrido están suspendidos.
Las actividades de centros deportivos y educativos fueron anuladas y están cerrados los zoos y otros centros al aire libre.