Al inicio de cada verano, un equipo del Departamento de Agricultura estadounidense (USDA, por sus siglas en inglés) se dirige a parques como el Inwood Hill en Manhattanpara erradicar bandadas de gansos, que están indefensos, ya que entre junio y julio es la temporada de muda de plumas y no pueden volar.
Lleva poco tiempo encerrarlos en jaula y trasladarlos a un lugar donde se los mata con gas.
Pero gracias a David Karopkin y los activistas de GooseWatchNYC, las aves no están completamente solas.
Cada amanecer, este grupo controla a las bandadas urbanas en el área de Nueva York. Si alguien observa que comienza un operativo de las autoridades, toda la red de la ONG es alertada a través de sus teléfonos para ponerse en acción.
Los aeropuertos de John F. Kennedy y LaGuardia, y el cercano de Newark (en Nueva Jersey) son las bases desde las cuales flotillas de aviones cruzan los cielos de la ciudad a toda hora del día.
A pesar de esto, Nueva York es sorprendentemente salvaje, y halcones anidan entre los rascacielos, se pueden ver coyotes, una rara especie de rana acaba de ser descubierta en el Bronx y existen amplias áreas pantanosas que sirven de refugio para aves migratorias.