El Tribunal del Distrito de Carolina del Norte, Estados Unidos, lo requería por supuestos cargos de conspiración con otros en el tráfico sexual. Sin embargo, tras 10 meses en prisión (Najayo) por esta acusación, recibió la noticia que lo hizo el hombre más feliz del planeta. “Eres un hombre libre”, le dijo su abogada Manuela Ramírez Orozco.
Ya había una experiencia vivida, de días y noches en una cárcel que él nunca imaginó llegar. Tras su salida, se reunió con la prensa criolla y demostró que es un hombre nuevo que incluso es capaz de hablar del poder de Dios y de lo que ha hecho con su vida.
“He conocido el poder del Señor, a través de su palabras gracias a que uno de mis músicos me llevó varios libros a la cárcel y también mi familia, además me llevaron la Bíblia”, cuenta con una tranquilidad que asombra.
Recuerda que en la cárcel inició un grupo de estudio bíblico y que además formó un equipo de baloncesto y activó el gimnasio. Franklin tiene la virtud de influir en las personas y de motivarlas y lo utilizó allí para ayudar a los amigos presos a que se motivaran.
Fueron días difíciles los que vivió en el pabellón de estrema seguridad en Najayo aunque él trataba de no pensar en eso.
“Siempre fui positivo, nunca me sentí preso porque yo sabía que iba a salir de eso”, comentó con seguridad a los periodistas congregados en un salón del hotel Jaragua en la mañana de ayer.