Benedicto XVI, en su último discurso sobre suelo cubano, antes de tomar el avión de regreso a Roma, ha criticado el embargo estadounidense, pero también ha pedido que ningún ciudadano cubano sea privado de sus libertades fundamentales.
Con este estudiado equilibrio político, el Papa ha puesto fin a tres días de estancia en la isla antillana. La ceremonia de despedida, en el aeropuerto José Martí de La Habana, ha tenido que celebrarse dentro de un edificio y no al aire libre, debido a la lluvia.
El Sumo Pontífice ha insistido en que prevalezca la concordia entre los cubanos y “sus valores más nobles”.
“Que nadie se vea impedido de sumarse a esta apasionante tarea por la limitación de sus libertades fundamentales, ni eximido de ella por desidia o carencia de recursos materiales –ha afirmado Joseph Ratzinger-. Situación que se ve agravada cuando medidas económicas restrictivas impuestas desde fuera del país pesan negativamente sobre la población”.