Los asuntos financieros constituyen más del 30 por ciento de las razones de divorcio. Cuando las cuestiones económicas van mal, estas frecuentemente vienen seguidas de discusiones y resentimientos.
Revisar las cuentas mensuales, hacerse cargo de un gasto inesperado o decidirse a hacer una compra grande puede causar conflicto hasta en los mejores matrimonios.
Las parejas también deben evitar intromisiones externas. Los asuntos financieros deben permanecer dentro de los límites de la relación, así que esas "charlas con las chicas" y las "conversaciones con los amigos" deben terminar. Solo se debe permitir asesoría profesional de un tercero que sea imparcial, como un asesor financiero.