Una marea de protagonismos entre los altos funcionarios del Gobierno del presidente Danilo Medina podría obligar al gobernante a tomar medidas, como pudieran ser calmar a sus colaboradores para que no vayan tan rápido y reforzar el rango y la fuerza de su vocero, Roberto Rodríguez Marchena.
El país no había asimilado bien la buena presentación de Medina ante la Asamblea General de la ONU, ni los analistas habían tenido tiempo de ocuparse del tema cuando las portadas de los medios fueron dedicadas a eventos negativos que no ayudan al régimen.
Al público y posiblemente tampoco al presidente Medina escapa que varios de los altos funcionarios del régimen fueron aspirantes presidenciales o tratarán de serlo en las elecciones de 2016, por lo que buscan trazar sus espacios, aunque no notan que van muy rápido.
Solamente así se entiende que el Procurador General de la República, Francisco Domínguez Brito, planteara dos temas que si no eran intrascendentes, al menos inconvenientes para los fines inmediatos y de largo plazo del régimen.
Domínguez Brito sugirió reabrir el expediente contra el senador Féliz Bautista y eliminar “privilegios” en las cárceles. La apertura del expediente fue rechazada por Marino Vinicio Castillo, director de Ética, y Abel Rodríguez del Orbe, abogado del legislador.
En el primer caso ni el senador Bautista, uno de los hombres de confianza del ex presidente Leonel Fernández, solicitó esa medida, ni tampoco los querellantes que lo acusan de corrupción. En el segundo, Domínguez Brito no sustanció las razones de su sugerencia.
La eliminación de “privilegios” consistiría en prohibir las parábolas, laptops y aires acondicionados, lo que encontró un pronto rechazo en el economista Luis Álvarez Renta, preso en la cárcel de Najayo, por lavado de activos. El protagonismo traicionó al magistrado.